domingo, 14 de septiembre de 2008

Monasterios riojanos, patrimonio de todos.

Estuve el otro día visitando, una vez más, los monasterios riojanos de Suso y Yuso que, como sabemos, son patrimonio de la Humanidad desde el año 1997. Como me ocurrió en anteriores ocasiones, lo primero que uno admira es el enclave: majestuoso, relajante, inmenso, donde cielo y tierra parecen fundirse en sereno abrazo.
Estimo que está bien organizado el sistema de visitas con cita previa, transporte (hasta Suso)y guía. No me detengo en el apartado artístico de los monasterios porque hay guías muy completas que lo hacen con todo detalle; sólo resaltaré que la visita al de arriba, Suso, es como un recorrido, humilde si se quiere, por la historia del arte, visigoda, mozárabe y románico. Un lujo que muy pocos monumentos nos pueden ofrecer.
Pero hay algo que no me gusta. ¿Cómo es posible que el monasterio de Yuso esté rodeado de chatarra (entiéndase coches) por todos lados? ¿A quién se le ocurrió la idea de convertir parte de la finca propia del monasterio en aparcamiento para coches? ¿No sería posible hacer el aparcamient0 antes o después del pueblo de Berceo y convertir todo el recinto monasterial en zona peatonal, verde, para que pudiésemos admirar sin contaminaciones visuales y acústicas el conjunto artístico?
Uno viaja, ve otros espacios, quizás no tan cargados de historia como estos, en los que se cuida hasta el último detalle y no puede más que sentir cierta envidia sana. Si es muy sencillo: viajar (no hace falta ir muy lejos) ,observar, con cierta humildad, y realizar entonces, con la información debida, las operaciones de estética precisas para embellecer aún más, si cabe, entornos tan delicados.

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