miércoles, 29 de abril de 2020

Tiempo de silencio

Qué poco preparados estábamos para este catastrófico episodio. Lo veíamos tan lejos.mira que no nos echamos risas cuando el famoso bichito andaba por China: vaya exagerados, pero si no es más que una leve gripe, estos chinos...Luego nos enteramos que la cosa circulaba por Italia...va, algún turista que ha viajado a China,pero bueno, están controlados y no va a pasar a mayores. Pero empezamos a tener noticias de muertes, de un día para otro más y más muertes, hasta que aparece por España. Primero en un hotel en Tenerife, no había que preocuparse mucho porque era "importado", `poco más tarde aparece corona virus en Baleares (turistas extranjeros..), y en Valencia y en Madrid y ya, muy de prisa, en todos los lados. Hasta que no queda más remedio que imponer un estado de alarma, que nos mete a todos en casa para evitar contagios que, por miles, desbordan hospitales, UVIs y, lo más lamentable, derivan en miles y miles de muertes.
Todos los países ricos y prepotentes de occidente han tenido un recorrido similar. Imposibilidad de controlar un virus que aún hoy, cuando ya ha pasado mes y medio de nuestro confinamiento, es un perfecto desconocido. Los científicos están debatiendo las formas de contagio, si genera o no inmunidad en los afectados, por cuánto tiempo, qué medicación interesa aplicar...etc.etc.
Todos estamos sufriendo esta situación, sobre todo los que lo enfrentan en primera fila: sanitarios,¡qué muestras de grandeza!, todo el personal de limpieza, quienes acarrean a diario productos a los supermercados, los que ponen esos productos a nuestra disposición, las farmacias...todo el mundo está en su sitio y en su tiempo.
Más, oh novedad, tenemos a la mayor parte de nuestros políticos que, como de costumbre, en vez de aunar esfuerzos, de reconocer que esta terrible situación exige lo mejor de cada uno de nosotros...no, tratan muchos de sacar rédito político de una forma miserable. Los ciudadanos estamos agotados de verles y de oírles manipular el sufrimiento de todos, en especial de los que han sufrido en propia carne la desgracia. Es muy posible que el gobierno, todos los gobiernos, hayan cometido errores, seguro; pero yo creo que un error en estas circunstancias es entendible y perdonable si se asume la tarea con dedicación y humildad. Lo que no son perdonables, desde mi entender, son las actitudes de  buena parte de la oposición que jamás aportó nada, ni una idea, ni un ánimo a quien toma las decisiones, solo acusaciones groseras, negatividad y crispación, cuando debería ser tiempo de arrimar el hombro y de silencio. Como manifestó un escritor que admiro, hace unos días, donde hay muertos enseguida acuden los cuervos.